Dejame soñar, que sé que es poesía;
dejame vivir, alimentarme de mi dulce fantasía,
dejame pensar, que puede ser tanto como yo querría,
dejame esperar, que será tu rostro el que vea al amanecer cada día.
Dejame nutrirme de esperanzas no vacías,
dejame que ame lo que busqué con energía.
Futuro, ¿quién lo necesita?
No quería pensar en ello porque ello me limita.
Y hoy salió, hoy se abrió la caja de Pandora,
tocas tema tabú y mi alma dejas rota:
¿independencia, soledad?
Espero que las disfrutes, no te voy a limitar.
No seré quién por amarte te cortó
ese precioso par de alas y te guardó en su prisión.
Yo te enseñaré a volar, y si quieres cuando sepas,
vuela sola, que a mi lado siempre podrás regresar.
Yo teñiré el cristal de mi habitación de ánimo,
sonreiré para que al irte sueñes con que duermo plácido;
y no con que no duermo, que mi cuerpo quedó helado,
¿cuán lejos tú volaste? Muerto; congelado.
Camino a tu lado mientras quieras,
seré la habitación en la que si lo deseas,
sabes que entras y gratis te hospedas;
que aquí dentro de mí no llegan las tormentas;
que debo no hacerme ilusiones por si algún día alguien se las lleva.
Vivo el presente, temiendo al futuro;
evito no pensar en ese período tan duro;
contigo, a tu lado disfruto,
mis lágrimas, de amargura pensando en no estar juntos.
¿Imbécil? Lo sé, lo soy;
sé que debería centrarme en vivir mi "hoy";
que te he sobreestimado;
que por encima de mis posibilidades te he amado;
y tirando de la cuerda la he tensado, te he agobiado,
y no sé como mantener esos pensamientos lejos de tu mente,
es que, ¿ni en un momento de dulzura puedo bien tenerte?
No pienses, vive.
No sufras, sigue.
Confia en mi, rie.
Acertijo de una esfinge.
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