Tap, tap, tap...
Golpea la lluvia contra el hueco que hay en mi pecho,
fruto de una ausencia ya anunciada,
nunca demasiado bien asimilada,
y demasiado importante como para obviar el hecho.
Y llegan tus palabras con música animada,
y a pesar de que llegan de mi alma al techo,
No siempre consigo sacarlas provecho,
y llenar el recipiente de tu voz que nunca acaba.
Siempre cerca pareces estar,
distancia rota de juguetero
que se rompe al hablar.
Siempre cerca y nunca lejos
ni tu voz ni tu mirar
eterna luna mía alta en el cielo.
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