miércoles, 14 de octubre de 2009

Vuelve...

Si idiota suena, dicúlpeme la brocha al aire,
que yo no quiero más que el derecho de mirar,
que yo no quiero más, que la posibilidad de retratarte.
Escucha, atenta, merece la pena el observar,
echa un vistazo a tu filosofía a ver qué puedes encontrar;
sopas de letras, pasadizos, laberintos,
sin lugar donde esconderse, tan distintos,
con tanto en común que suena extraño el veredicto;
condena, separados por la triste y dulce pena del futuro;
¿tan imposible suena ahora, que se torna todo oscuro?
Imposible, yo me niego.
Imposible, no lo creo.
Ni promesas para nadie ni un futuro variable,
sólo hoy, solos los 2, y sin nadie que lo cambie;
¿quieres consejo, tienes dudas?
No encontrarás sino en ti la mejor de las ayudas.
Soy parte de tí, soy el marrón de tus ojos;
soy la parte en la que sueltas los despojos y te devuelven arte;
mil sonrisas para poder callarte,
mil lágrimas para nublar tus ojos en la noche que esto parte;
el cielo se abre y rompe a llorar,
esta vez es de miedo y pena; por no podernos conservar.
Somos fuego y amarillo, sí.
Somos ímpetu y destello. Chispa, aire, diente de león;
el tiempo es tan efímero, tan derrochable,
un siervo escaso al que desprecia el mal señor.
¿Y tu buscas mi opinión?
Mi opinión es un helado de fresa con limón;
es un siempre estaré a tu lado,
y el sabor melocotón;
el aroma del vainilla y el sol del cambio de estación;
una pelicula en el cine; una lágrima al caer,
el conflicto de la lucha eterna entre el tener y el no tener;
¿vida? Me sobra. ¿Amor por tí? Mal si se derrocha.
Ven conmigo, un lugar he de enseñarte,
un palacio con nubes, el lugar donde empecé a soñarte;
huyendo del mundo, escapando por tu puerta,
a escondidas, sin conciencia, maté por tu paciencia
y al final llegaste;
sin miedo te entregaste y ¿para qué?
No será el tiempo lo que nos detenga,
un amor tan verde y fresco como el aire de primavera,
este es el momento, si lo queremos, esta es la esperanza, si es tomada;
esta es la fuerza que por ti me ha sido dada.
Asi que vamos a intentarlo, ya hemos caído,
ahora hemos levantado; este es el momento de estar bien,
no de llorar, a medida que escribía la lucidez llegué a alcanzar y me dí cuenta;
de que aunque siempre siento pena,
amor por tí en esto siempre termina,
en el dolor de cascabeles que sin trino retintinan:
¡¡Clin, clin!! Encerrados me gritan.
Dejalos salir, deja que mis besos sean tu arte,
deja que dibuje tu silueta con mis dedos al rozarte;
dejame sentir ese amor que perjuraste...

El mío lo tienes.

Nunca he sabido hacer las cosas bien a la primera...

Pero aprendo de mis errores, corrijo y mejoro.

Te Quiero... y no puedo...

no quiero evitarlo.

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