¿Quién iría a decirme,
que acabaría siendo principito
perdido en el fulgor de alguna estrella y en su historia,
alejada del tiempo, y olvidada en su memoria,
que nada tendría que ver con mi principio?
¿Quién iría a mí a decirme,
que viviría acomodado en su noria,
asomándome al borde del idilio,
pendiendo ya de un hilo en precipicio,
que es el secreto que trae gloria?
No hay miedo ni al futuro ni al presente,
sólo espacio, sólo tiempo, sólo vida,
y un futuro dibujado en nuestra mente.
Hay pasado, y al asomarse sólo mira,
que tiempos mejores llegaron a tenerte,
feliz, cuidada, lejos de mentiras.
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