Sobrecogedor, muchas veces, el atardecer aquí.
El contraste de toda la gama de azules, ligero recuerdo de la estancia del Sol en el día, con el negro del cielo casi nocturno, que ya contempla a la Luna en su trono de noche.
Ese contraste que puede hacerte beber de las aguas de la melancolía, y pensar, que desearías poder compartir esos momentos con alguien.
Y más que con alguien cualquiera, con alguien que entendiera del valor y la pureza de lo que le estás mostrando.
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