miércoles, 18 de agosto de 2010

I'm done

Otra vez más he perdido los papeles. Vuelven los fantasmas del ayer a recordar que en este mundo, en estas calles, nadie es inocente.

Amigos que fueron buena gente, asaltando chicas en borracheras. Tios "de puta madre" que se saltan advertencias.

Novias infieles que al día siguiente ni se acuerdan, y labios que besan, que besan y no recuerdan.

Palabras perdidas de diálogos que al final solo uno recuerda, valor fugaz, falsos "yo" sacados a la luz, pensando que somos más nosotros que de normal.

Cantamos siempre la misma canción: otra china, pasa el porro, oye, quedamos xa ir por alcohol. Y siempre está bien hasta que deja de estarlo; otro amigo en coma, otro blancón, otra familia al carajo; me han pegado por tirarme a la novia de mi amigo, oh, que gilipoyas fui, tan solo fue un descuido.

Pasadlo bien mientras podáis, sed dueños de vuestros vicios.

A mí ya me tienen harto.

domingo, 1 de agosto de 2010

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Ey... cuanto hace que no pasaba por aquí... otra vez se me hace eterno el recuerdo de la última vez que actualicé mi propio blog.

Aunque, como suele ocurrirme, sí, es para desahogarme.

Ayer de boda. Hacía mucho tiempo desde la última vez que deseé emborracharme, solo para no pensar en nada. Al igual que la última vez, tampoco lo conseguí. Y de todos modos, no estoy seguro de que hubiera conseguido dejar de pensar en ello si me hubiera emborrachado.

En fin.

Lo único que quiero olvidar es parte de como soy. Agobiante.

Soy como un chucho de la calle. El típico perro que está abandonado, pero suscita algo en una persona. Y él al principio recela del cariño que le ofrecen, porque ya le han apaleado, ya le han hecho daño. Y aun así se acerca poco a poco... y si ve que es de verdad, que realmente le querían, entonces, como buen perro fiel, entrega su vida sin pensar en un instante en qué le pueda pasar en el futuro.

Pero, como siempre, que le regales tu vida a alguien suele ser más un lastre que el regalo más bonito que le puedas hacer a alguien. Tratar de darles la certeza de que tu vida para tí no es nada, nada, comparada con la de la persona a la que se la has dado, no gratifica. Asusta.

Hace sentir mayor, comprometido, responsable... y claro, ¿quién iba a querer algo así? Pues al parecer solo yo...

Pensaba que te gustaba que fueramos diferentes. Creía que te gustaba que lo nuestro fuera así de serio, así de especial... y solo quiero mirar al cielo y gritar, preguntarle y arrancarle una respuesta a "qué ha cambiado en dos semanas".

Lo que antes era perfecto, ahora asusta. Lo que antes era dulce, ahora agobia. Y yo no sé que he hecho, no sé que pasa... y tengo miedo. Por esto, por todo lo que te quiero.