domingo, 31 de julio de 2011

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No sé si alguna vez os habrá pasado algo parecido: me explico.

Hay un personaje de un libro que me recuerda a mí en exceso. Demasiado. Por ello, soy capaz de empatizar con él hasta límites que no pensé que fueran posibles.

Mil y una penurias está sufriendo este tio para poder salir tranquilamente con su chica, con todo lo que se quieren, y joder, aprovechando que yo tengo lejos a la mía, francamente, le llego a comprender.

El caso es que lo mío no es tan grave, y empatizando con este personaje, y después volviendo a mi vida, sólo te das cuenta de que deseas aprovechar todo el tiempo que puedas a su lado. Es casi una necesidad.

A veces leer te hace darte cuenta de la efimeridad de la vida... y de la importancia de valorar lo que tienes ahora.