jueves, 31 de diciembre de 2009

Avatar

Increíble.

Nunca pensé que pudiera sobrecogerme tanto una película. En 2 horas he amado un planeta que no existe, un pueblo que alguien inventó, unas costumbres que se les ha otorgado y un estilo de vida que les han hecho llevar. He amado, he temido, y he sentido.

Hacía mucho que nada movía tanto mis emociones, todas ellas.

La forma de interactuar entre ellos... la de sentirse... esos sentimientos puros, lealtad, respeto, amor, confianza, entrega, defensa de los propios... hoy he amado una tribu de un planeta indígena, he temido por su supervivencia, y en cada movimiento que hacían, yo estaba con ellos.

Porque ese es el mundo que yo soñaba cuando le hablaba a Guille de libertad cuando estábamos en Santander... no quiero una nueva época feudal, ni vivir en la sociedad que me absorbe cada día las ganas de vivir...

Quiero esto. Quiero vivir en armonía con lo que me rodea. Quiero enamorarme, quiero poder transmitirselo a quién me enamore sin miedo a que encuentre algo discorde en mí, quiero que sea para siempre, aunque sea mucho tiempo. Quiero saber que la gente que me rodea es sincera y fiel, y quiero que confiemos los unos en los otros, que nos dejemos hablar. Quiero que aprendamos a respetar lo que tenemos, y no a destruirlo como siempre hacemos, que aprendamos a ser uno con los que nos rodean, con los que podemos llamar hermanos.

Pero como siempre, querer es pedir demasiado... podemos querer algo toda la vida, amar a alguien toda la vida, y ese algo, o ese alguien, quizá no lleguen, o vuelvan nunca. Pero no por ello lo dejas de amar, ni de desearlo cada día, aunque vivas con lo que tienes.

Realmente solo fui a verla porque me la recomendó Aída...

Asi que supongo que debo darla las gracias por haberme hecho soñar hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario