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¿Alguna vez os habéis planteado quienes sois, qué queréis llegar a ser?

Probablemente sí, y probablemente no hayáis encontrado respuesta para semejante pregunta, si no ha sido una muy general.

Porque una persona es demasiado compleja como para poder definirla, para poder abordar todos los aspectos de la misma, y decir con claridad y precisión qué es, y qué quiere cambiar, en qué grado, con qué matices.

Pero siempre parece que sabemos qué partes queremos cambiar, hasta qué punto queremos cambiarlas, y las fijamos como metas. Y una vez que llegamos a ellas, ¿somos felices?

"Panta rei", dijo Heráclito. Y la verdad es que así es. Tan pronto llegamos a cambiar una parte de nosotros que nos gusta, enseguida pasamos a querer cambiar otra. Cuán inconformista es el ser humano...

Aunque supongo que sólo es un intento de alcanzar la inalcanzable perfección (por supuesto, subjetiva) que todos buscamos, queramos o no, para nuestra vida. Al final todo se reduce a ser mejor (mejor adaptado al medio, gustarte más, estar más preparado para afrontar situaciones, etc.), vivir mejor... queremos ser felices.

Y cómo cuesta, si no se sonríe.